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  CONFESIÓN Y RESTITUCIÓN
 

CONFESIÓN Y RESTITUCIÓN

 

Escrito por el hermano Watcman Nee

 

Watcman Nee llegó a ser cristiano en la China continental en 1920, a los 17 años de edad, y en ese mismo año comenzó a producir sus primeros escritos. En casi 30 años de ministerio se demostró claramente que él era un don especial que el Señor Jesús dio a Su Cuerpo, la Iglesia con el fin de adelantar Su Obra en esta era.  En el 1952 Wathman Nee fue encarcelado por el gobierno comunista y permaneció en presión hasta su muerte en 1972. Sus escritos siguen siendo una rica fuente de revelación y provisión para el pueblo cristiano de todo el mundo.

 

Lev 6:1 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Lev 6:2 Cuando alguno pecare, cometiendo prevaricación contra Jehová, mintiendo a su prójimo en cuanto a un depósito, o un convenio, o algún robo fraudulento; o cuando hubiere usado de extorsión para con su prójimo; Lev 6:3 o hubiere encontrado lo perdido y mintiere respecto de ello, jurando en falso, en cualesquiera de aquellas cosas en que suelen los hombres pecar; Lev 6:4 será entonces, cuando así pecare, que siendo culpable, devolverá que robó fraudulentamente, o lo que ganó con extorsión, o el depósito que le fue encomendado, o la cosa perdida que encontró, Lev 6:5 o todo aquello de que juró en falso, haciendo la restitución íntegramente, y añadiendo su quinta parte sobre ello; a su dueño se lo dará en el día de su ofrenda por la culpa. Lev 6:6 Además, traerá a Jehová, como su ofrenda por la culpa, un carnero sin tacha del rebaño, conforme a tu valuación, y lo dará al sacerdote como ofrenda por la culpa. Lev 6:7 Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová; y le será perdonado su pecado en cuanto a cualquiera de todas aquellas cosas que hubiere hecho, faltando en ello a su deber.

 

Hechos 24:14 Mas esto , te confieso, que según el Camino que ellos llaman secta, así sirvo al Dios de nuestros padres, creyendo todo lo que es conforme a la Ley, y todo lo que está escrito en los Profetas: Hechos 24:15 teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también esperan, que ha de haber resurrección así de justos como de injustos. Hechos 24:16 En esto también me ejercito, para tener siempre una conciencia sin ofensa para con Dios y los hombres.

 

UNA CONCIENCIA SIN OFENSA DELANTE DE DIOS Y LOS HOMBRES. Confesión y Restitución. Tan pronto creemos en el Señor Jesús debemos desarrollar el hábito de confesar nuestras ofensas y hacer restitución por ellas. Si hemos ofendido o engañado a alguien, debemos confesar la afrenta o restituir el agravio. Si uno no confiesa el asunto a Dios, ni pide perdón al ofendido, ni hace restitución por el perjuicio causado. La conciencia de uno se va volviendo insensible. Si esto sucede, surge el grave problema de que se hace difícil recibir la luz de Dios. Uno debe desarrollar el hábito de confesar las ofensas y hacer restitución a fin de mantener una conciencia sensible delante del Señor Jesús.

 

Un obrero del Señor Jesús solía preguntarle a otros: “¿Cuándo fue la última vez que usted confesó su ofensa a otro”? Si ha transcurrido un largo desde su última confesión, debe haber algún problema en la conciencia de la persona. Con frecuencia ofendemos a otros. Si una persona ha ofendido a alguien y no tiene ningún remordimiento, su conciencia debe estar enferma o es anormal. El tiempo transcurrido desde su última confesión indica si existe un problema entre usted y Dios. Si ha pasado un largo periodo, falta luz en su espíritu. Si el tiempo es corto, es decir, si recientemente ha confesado su falta, su conciencia sigue siendo sensible.

 

A fin de vivir bajo de la luz de Dios, necesitamos de una conciencia sensible, y para que ésta permanezca sensible, necesitamos condenar el pecado continuamente. Necesitamos confesarnos ante Dios y también necesitamos confesar al hombre la ofensa y reparar el daño.

 

Si hemos ofendido a Dios, y la ofensa no tiene que ver nada con el hombre, no necesitamos confesar nada al hombre. No debemos excedernos en nada. Si los pecados de un hermano o una hermana no están relacionados con el hombre, y solo ofendieron a Dios, él o ella solo necesitan confesarlo a Dios, y no tiene necesidad alguna de confesarlos al hombre. Espero que presten mucha atención a este principio. ¿Qué clase de pecados ofenden al hombre? ¿Cómo debe uno disculparse o pagar a otra persona cuando la ha ofendido o ha cometido alguna falta contra ella? A fin de entender esto claramente, necesitamos estudiar cuidadosamente dos porciones de las Escrituras.

 

La ofrenda por los pecados en Levítico 6. La ofrenda por el pecado tiene dos aspectos: uno se revela en levítico 5 y otro en levítico 6. El capítulo 5 nos dice que debemos confesarnos ante Dios y ofrecer sacrificio por el perdón de nuestros pecados. El capitulo 6 nos dice que no es suficiente que ofrezcamos un sacrificio si materialmente hemos ofendido a una persona, necesitamos también restituir algo a la parte ofendida. El capitulo 6 nos dice que si hemos ofendido a alguien en cosas materiales, debemos arreglar el asunto con los hombres. Por supuesto, necesitamos confesar También a Dios y pedirle perdón. Pero resolver el asunto solo ante Dios no es suficiente. No podemos pedirle a Dios que nos perdone en nombre de aquellos a quienes ofendimos. ¿Cómo debemos arreglar el asunto con el hombre? Miremos la ofrenda por los pecados descrita en Levítico 6.

 

Algunos pecados son transgresiones contra el hombre. Lev 6:2 Cuando alguno pecare, cometiendo prevaricación contra Jehová, mintiendo a su prójimo en cuanto a un depósito, o un convenio, o algún robo fraudulento; o cuando hubiere usado de extorsión para con su prójimo; Lev 6:3 o hubiere encontrado lo perdido y mintiere respecto de ello, jurando en falso, en cualesquiera de aquellas cosas en que suelen los hombres pecar; Lev 6:4 será entonces, cuando así pecare, que siendo culpable, devolverá lo que robó fraudulentamente, o lo que ganó con extorsión, o el depósito que le fue encomendado, o la cosa perdida que encontró, Lev 6:5 o todo aquello de que juró en falso, haciendo la restitución íntegramente, y añadiendo su quinta parte sobre ello; a su dueño se lo dará en el día de su ofrenda por la culpa. Lev 6:6 Además, traerá a Jehová, como su ofrenda por la culpa, un carnero sin tacha del rebaño, conforme a tu valuación, y lo dará al sacerdote como ofrenda por la culpa. Lev 6:7 Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová; y le será perdonado su pecado en cuanto a cualquiera de todas aquellas cosas que hubiere hecho, faltando en ello a su deber. Una persona que ha ofendido a alguien o transgredido contra alguien en cosas materiales debe arreglar el asunto con los hombres antes de ser perdonado. Si no resuelve el asunto con los hombres, no será perdonado.

 

Hay 6 clases de transgresiones en contra del hombre en esos versículos. 1- Mentir al prójimo con respecto a un depósito encomendado: significa que después de haber recibido un encargo, retiene intencionalmente el objeto o parte del mismo. Esto es mentir y es un pecado delante de Dios. No debemos mentir con respecto al depósito que nos han encomendado, debemos guardarlos fielmente. Los hijos de Dios deben guardar fielmente lo que se le confíe. Si no podemos guardar algo, no debemos aceptar. Una vez que los aceptamos, debemos hacer lo posible por guardarlo. Si algo le llega a suceder al encargo por causa de nuestra negligencia, hemos transgredido contra el hombre.

 

2- Mentir al prójimo con respecto a lo dejado en su mano: esto significa obrar falsamente o mentir en transacciones legales o sacar provechos por medios ilícitos, o usurpar algo que no es de uno en algún negocio. Esto Es pecar delante del Señor, y debe ser confrontado severamente.

 

3- Robar al prójimo: aunque es posible que esto no suceda entre los santos, de todo modo debemos mencionarlo. Nadie debe adquirir nada por medio del robo. Todo el que intente robarlas posesiones de otros valiéndose de la posición social o del poder, comete pecado.

 

4- Explotar al prójimo: es un pecado tomar ventaja alguna valiéndose de la posición o el poder que tengamos. A los ojos de Dios sus hijos nunca deben hacer tal cosa. Esta clase de conducta debe eliminarse.

 

5- Encontrar algo perdido y mentir al respecto. Los nuevos creyentes deben prestar especial atención a este asunto. Muchas personas han mentido sobre las cosas  que otros han perdido.  Hacer desaparecer algo, reducir la cantidad o reemplazar algo bueno con algo malo, es lo mismo que mentir. Uno halla un artículo y niega haberlo encontrado, o encuentra cierta cantidad y afirma que halló menos. Algo puede estar bueno, pero usted dice que esta malo, esto es mentir. Otros pierden algo y usted se aprovecha de ellos, usted los despoja buscando ganancia o beneficio a costa de ellos, esto también es pecado. Un cristiano no debe adueñarse de las posesiones de otros.  Si usted a cogido algo por equivocación, debe guardarlo bien y devolvérselo a su dueño. Nunca declare que un objeto que encontró es suyo. No está bien quedarse con artículos perdidos, pero es peor aún robarse los bienes de otros por métodos ilícitos. Un creyente no debe hacer ninguna cosa que le beneficie a expensas de otros.

 

6- Jurar en falso: es pecado jurar en falso con respecto a cualquier cosa material.  Usted sabe algo, y sin embargo, dice que no lo sabe. Ha visto algo, pero lo niega y hace desaparecer objetos. Todo el que jura en falso peca. “en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre”. Esto se refiere a las transgresiones causadas en contra del hombre es cuestión de posesiones. Los hijos de Dios deben aprender y recordar siempre esta lección: no deben apropiarse de lo que le pertenece a otros. No se adueñe de las posesiones de otros. Cualquiera que jure en falso en cualquiera de los asuntos que acabamos de mencionar transgrediendo contra otros peca. Hermanos y hermanas, si hay algo deshonesto en cualquier cosa que hagan, si han adquirido algo a expensa de otros, o si han obtenido algo por uno de estos 6 medios, han pecado, Debe ponerle fin a todos estos pecados.

 

Como restituir: Nuestra conducta debe ser recta, y nuestra conciencia debe estar libre de ofensa delante de Dios y los hombres. La palabra de Dios dice: “Entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquellos que robó” (v.4) La palabra restituir es muy importante. Existen dos aspectos en la ofrenda por los pecados. Por una parte, es necesario que se restituya al hombre por lo que se le quitó. No piense que la propiciación delante de Dios basta. Usted también tiene que devolver al hombre lo que le quitó. Si no lo hace, algo está fallando. La ofrenda por el pecado, mencionada en Levítico 5, se relaciona con los pecados que no son transgresiones materiales contra el hombre. Por supuesto, en tales casos no es necesario devolver nada al hombre. Pero los pecados de los que habla el capitulo 6 incluyen perdidas materiales, en cuyo caso uno debe hacer restitución. La propiciación por medio del sacrificio no era suficiente. Uno debía restituir lo que había tomado. Es por eso, que el versículo 4 dice: “entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquellos que robó”.  Todo lo adquirido por medio pecaminoso debe devolverse. Se debe devolver lo que se ha tomado por medio del robo, la calumnia, la negligencia con objetos confiados, lo que uno ha encontrado y jurar en falso. Todas esas cosas se deben devolver.

 

¿Cómo debe una persona devolver estas cosas? “Lo restituirá por entero aquel quien pertenece, y añadirá a ellos la quinta parte, en el día de su expiación”. (v.5) Debemos tomar en cuenta tres cosas. En primer lugar, debemos hace restitución completa. Es incorrecto no hacer ninguna restitución, pero es igualmente incorrecto no hacer restitución completa.  Ninguno debe pensar que una disculpa es suficiente. Mientras el objeto en cuestión siga en nuestra casa, esto demuestra que todavía estamos mal, tenemos que restituirlo por completo.

 

En segundo lugar, Dios desea que no solo devolvamos la cantidad completa, si no que también añadamos la quinta parte al hacerlo. ¿Por qué debemos añadir una quinta parte?  Según este principio, debemos restituir abundantemente. Si hemos tomado dinero o cosas que pertenecen a otros, Dios desea que añadamos una quinta parte a la cantidad total cuando lo devolvamos. Dios no desea que sus hijos devuelvan lo mínimo. Cuando se imprime libros se debe dejar suficiente margen en cada página. Así mismo, no debemos ser mezquinos al disculparnos con la persona ni al devolverles lo que les hayamos robado. Debemos ser amplios y generosos. Algunos no añaden la quinta parte cuando hacen restitución, devuelven mucho menos de la quinta parte de lo que debían. Se disculpan diciendo: “Reconozco que en esta ocasión yo lo ofendí, pero no siempre ha sido así, al contrario usted me ha ofendido a mí”.  Esto no es una confesión, sino un ajuste de cuenta. Si debe confesar, sea generoso. No se disculpe menos de lo que debe. Cuando devuelva lo ajeno hágalo con generosidad.

 

Los hijos del altísimo Dios deben comportarse de una manera digna. Cuando confesamos nuestros pecados, debemos hacerlo con dignidad. Disculparse tratando de ajustar cuenta, no es la confesión de un hijo digno de Dios.  Los hijos de Dios deben confesar todos sus pecados y añadir una quinta parte como restitución. Al confesar no debe ser renuente y calculador. Si cuando confiesa su falta le preocupa la cantidad de dinero que debe devolver, su comportamiento no es el de un verdadero cristiano. Al confesar sus pecados, debe caminar la otra milla generosamente. Sin que retenga nada en su confesión y procure ser amplio. Procure ser transparente en todo. Debe darse a conocer tal y como usted es.

 

Añadir una quinta parte a nuestra confesión o restitución no debe recordar que ofender a otros es un problema y que no debemos hacerlo de nuevo. Cuando un nuevo creyente ofende a alguien, debe darse cuenta de que aunque por el momento haya obtenido una ganancia, al final sufrirá perdida. Tomó cinco quinta partes, pero tiene que devolver seis. Es fácil tomar algo de alguien, al devolverlo, no solo debe regresarlo todo, sino que debe añadir una quinta parte.

 

En tercer lugar, debemos hacer nuestra confesión y restitución lo más pronto posible.  El versículo 5 dice: “Lo restituirá por entero a quien pertenece, y añadir a ellos la quinta parte, en el día de su expiación”. Si podemos devolver en objeto, o si el objeto en cuestión está todavía en nuestra mansos, debemos devolverlo en el momento que nos demos cuenta de este pecado. Por lo general uno pospone este paso, pero cuanto más lo posponga, más insensible se volverá.  Debemos actuar conforme a la luz que recibamos del Señor, restituyendo el mismo día. Esperamos que los hermanos y hermanas tomen un camino recto del el mismo momento que se conviertan. Nunca debemos tomar ventajas de otros, ni ser injustos, este es un principio básico de la vida cristiana. Y este debe ser el caso desde el mismo comienzo.

 

No debemos pensar que es suficiente con disculparnos y restituir lo que pertenece a otros. El asunto no concluye ahí. “Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños conforme a tu estimación y lo dará al sacerdote para la expiación”. (v.6) Después de haber confesado y restituido por el pecado, debemos acudir a Dios nuestro Salvador y buscar su perdón. La ofrenda de la expiación descrita en el capitulo 5, se relaciona con Dios y con la perdida de posesiones materiales. Pero el capitulo 6 trata de la trasgresión contra el hombre. Por consiguiente, antes de ir a nuestro Dios a pedirle perdón por los pecados, se debe resolver el problema con el hombre. Si el problema con el hombre no se ha solucionado, no podemos ir ante Dios ha pedirle perdón. ¿Qué sucede después que se ha solucionado estos dos aspectos? “El sacerdote hará expiación por él delante de Jehová y obtendrá perdón de cualquiera todas las cosas en que suele ofender”. (v.7). Esto es lo que el Señor desea.  Quien haya transgredido contra el hombre en cuanto a las posesiones materiales, debe hacer lo posible por restituir lo robado. Después de hacer esto podrá acercarse a Dios a pedirle su perdón por medio de la sangre del Señor Jesús.

 

Este es un asunto muy serio. Sino descuidamos, tomaremos ventaja de los demás y pecaremos contra ellos. Los hijos de deben recordar esto por siempre, deben devolver lo que pertenece a otros y pedirle perdón a Dios.

 

Lo que nos enseña Mateo 5. Examinemos ahora a mateo 5. Este capitulo es diferente de Levítico 6, el cual trata de la transgresiones contra el hombre con respecto a posesiones materiales. Mateo 5 va más allá de lo material. Mateo 5:23-26 dice: “Mateo 5:23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí  te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, Mateo 5:24 deja  allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven, y presenta tu ofrenda. Mateo 5:25 Ponte de acuerdo con tu adversario presto, mientras estás con él en el camino; no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel. Mateo 5:26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado el último maravedí.

 

El Señor Jesús dice: “Por tanto, si está presentando tu ofrenda ante el altar, y allí te acuerda de que tu hermano tiene algo contra ti…” Esto se refiere específicamente a la contienda que hay entre los hijos de Dios. Si usted esta presentando una ofrenda ante el altar, es decir, si le esta ofreciendo algo a Dios y se acuerda de que su hermano tiene algo contra usted, esta memoria es la voz de Dios. El Espíritu de Dios con frecuencia le recuerda cosas que han pasado. Cuando esto suceda no haga este recuerdo a un lado, creyendo que no tiene importancia. Tan pronto recuerde algo, debe atender a ellos con diligencia.

 

Si recuerda que su hermano tiene algo contra usted, esto quiere decir, que usted ha pecado contra él, no necesariamente es cuestión de posesiones, sino tal vez siendo injusto con él. El énfasis aquí no está en asuntos materiales, sino en lo que ha hecho que otros estén en su contra. Un nuevo creyente se verá en problema tan pronto como la parte ofendida mencione su nombre y gima delante de Dios. Dios no aceptará su ofrenda ni su oración. No hagamos que un hermano o una hermana gima delante de Dios por causa nuestra, porque tan pronto gima nos veremos en una situación difícil delante de nuestro Dios. Si hemos hecho algo malo, o si hemos ofendido o lastimado a alguien, la parte ofendida ni siquiera necesita acusarnos delante de nuestro Dios. Todo lo que necesita decir es, oh, fulano de tal…o simplemente: “Oh, para que Dios rechace nuestra ofrenda. Si hacemos que giman ante Dios por causa nuestra, nuestra espiritualidad y nuestra ofrenda a Dios será anulada.

 

Si usted está presentando una ofrenda ante el altar y se acuerda de que su hermano tiene algo contra usted o tenga algún motivo para gemir por causa suya,  posponga su ofrenda. Si desea ofrecer algo a Dios reconcíliese primero con su hermano, y entonces venga y presente su ofrenda. Dios desea la ofrenda, pero usted primero debe reconciliarse con lo que ha ofendido. Aquellos que no reconcilia con los hombres, no pueden presentar su ofrenda a Dios. Uno debe “dejar la ofrenda delante del altar e ir a reconciliarse primero con el hermano, y entonces puede presentar su ofrenda”. ¿Puede ver lo que tiene que hacer? Debe ir primero a reconciliarse con el hermano. ¿Qué significa eso? Significa disipar el enojo del hermano. Posiblemente necesite disculparse o devolver algo, pero lo más importante es satisfacer al hermano. No es  un asunto de añadir la quinta o la décima parte, sino de reconciliarse.  Reconciliarse es satisfacer la exigencia del ofendido.

 

Si usted ha pecado contra su hermano, y él esta molesto y piensa que usted actuó injustamente, y si usted ha hecho que clame a Dios, la comunión espiritual entre usted y Dios se interrumpe, todas sus perspectivas espirituales se acaban. Posiblemente no piense que está en tinieblas, y crea que tiene la razón, pero la ofrenda que presenta ante el altar carece de significado. No podrá pedirle nada a Dios ni darle nada a Dios. No podrá ofrecerle nada a Él y mucho menos recibir respuesta. Puede haber ofrecido absolutamente todo en el altar, pero Dios no se complacerá en ellos. Por tanto, ante de venir al altar de Dios, debe reconciliarse primero con su hermano y satisfacer lo que se le pide. Aprenda a satisfacer todo los justos requisitos de Dios como los de su hermano. Solo entonces, podrá presentar su ofrenda ante de Dios. Esto es un asunto muy serio.

 

Debemos cuidarnos de ofender a los demás, particularmente a los hermanos, porque si ofendemos a un hermano caeremos de inmediato bajo el juicio de Dios, y no será fácil ser restaurado. El versículo 25 dice: “Ponte de acuerdo con tu adversario cuanto antes, mientras está con él en el camino”.  Si hemos sido injustos con un hermano, éste no tiene paz delante de Dios. El Señor Jesús nos habla en términos humanos y nos muestra que nuestros hermanos hayan sido como el demandante en un tribunal.  L expresión mientras está con él, en el camino es maravilloso. Hoy, todavía estamos en el camino. Nuestro hermano no ha muerto y nosotros tampoco. Él está en el camino, y nosotros también.  Tenemos que ponernos a bien con él cuanto antes. Un día nosotros no estaremos en el camino o nuestro hermano no estará. No sabemos quien se irá primero pero cuando eso suceda ya no podremos hacer nada. Mientras estemos en el camino, tenemos la oportunidad de hablar y pedir perdón. Debemos reconciliarnos cuanto antes. La puerta de la salvación no estará abierta para siempre lo mismo sucede con la puerta de la confesión entre dos hermanos. Muchos hermanos lamentan haber perdido la oportunidad de confesar sus ofensas unos otros sobre todo cuando la parte ofendida ya no está. Para reconciliarnos cuanto antes con ellos mientras aún estemos en el camino, porque no sabemos si ellos o nosotros estaremos aquí mañana. Una vez que una de las dos partes no esté, nada ni nadie lo podrá arreglar. Tenemos que ver cuan serio es este asunto no podemos ser negligente ni diferente. Mientras dura el día, pongase  bien con su hermano cuanto antes. Si usted sabe que un hermano tiene una queja contra usted, debe resolver el asunto y pedir perdón no sea que después no tenga la oportunidad de reconciliarse ante Dios.

 

Después de esto el Señor Jesús utiliza términos humanos: “Ponte de acuerdo con tu adversario presto, mientras estás con él en el camino; no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel”. (v. 25).  De cierto te digo, no entraremos en la interpretación bíblica en cuanto al pago del último cuadrante, simplemente, hacer notar la practica de pagar hasta el ultimo cuadrante. Tenemos que asegurarnos que este asunto se resuelva debidamente o no se solucionará. El Señor Jesús no habla aquí de un juicio futuro ni de una prisión física. Lo que el Señor Jesús quiere hoy y paguemos los cuadrantes hoy, y no lo dejemos para después.  Porque de ser así pagaremos todos por nuestros pecados.

 

Los hijos de Dios deben aprender esta lección. Debemos hacer restitución y confesar nuestros pecados cuando todavía sea tiempo. Debemos compensar y disculparnos con frecuencia. No debe haber ningún reproche en nuestra conducta, ni debemos pensar que los demás están equivocados y que nosotros tenemos la razón. No se deben pasar por alto las quejas de los demás, ni tratar de justificar las acciones de uno. Algunas aplicaciones prácticas. Primeramente, la esfera de la confesión debe ser tan amplia como la esfera de la ofensa. Se debe hacer todo de acuerdo con la palabra de Dios.  Un vez que uno se exceda, queda expuesto al ataque de Satanás.  No basta confesar a una sola persona un pecado que se ha cometido contra muchas, y confesar a muchas personas la ofensa cometida contra una sola persona es excederse. La esfera de la confesión depende de la extensión de la ofensa. El testimonio es otro asunto. Eso es un asunto completamente diferente en lo que respecta a la disculpa y la confesión solo debe hacerse conforme a la extensión de la ofensa. No debemos ir más allá de esa esfera. Necesitamos prestar atención a esto. En segundo lugar, nuestra confesión debe ser exhaustiva no debemos ocultar nada para proteger nuestro prestigio y nuestros intereses.  Hay, por supuesto, ocasiones cuando confesamos las ofensas por causas de los intereses y beneficios de los demás.  Nuestra confesión no debe entrar en detalle.

 

En tercer lugar, hay ocasiones en la que no se puede restituir y tener el deseo de hacerlo, son dos cosas diferentes. Si no podemos compensar el daño, por lo menos debemos estar dispuestos a hacerlo. Si uno no puede restituir inmediatamente, por lo menos debe decirle a la parte ofendida que desea devolver lo que le robó y que lo hará en cuanto sea posible.

 

En cuarto lugar, la ley del Antiguo testamento dice: que si la persona a quien debemos hacer restitución ha muerto y no tiene pariente a quienes compensar el daño, debe ir a los sacerdotes que sirven a Dios, (Números 5:8). Según este principio, si la persona a quien debemos compensar el daño a muerto, la indemnización del agravio se debe entregar a sus parientes. Si no tiene parientes, lo debemos dar a la Iglesia. La indemnización por el daño causado se debe dar al perjudicado o a sus familiares.  Solo en el caso que uno quiera confesar su pecado, pero la parte ofendida ha muerto y no hay a quien indemnizar, puede entregarlo a la Iglesia.

 

En quinto lugar, después de confesar sus pecados necesitar asegurarse de no sentirse condenado en su conciencia. Es posible que nuestra conciencia constantemente sufra condenación, después que no se a confesado. Debemos tener la certeza de que la sangre del Señor Jesús limpió nuestra conciencia.  Su muerte nos dio una conciencia libre, de ofensa delante de Dios e hizo posible que nos acerquemos a Dios. Estos es un hecho, sin embargo, debemos ver que para estar limpio delante del hombre, necesitamos eliminar muchos pecados. Necesitamos resolver todas las ofensas relacionadas con posesiones materiales o con otros asuntos. Pero no debemos permitirle a Satanás que nos condene excesivamente sin razón.

 

En sexto lugar, la confesión esta relacionada con la salud física. Santiago 5:16: “Confesaos, pues, vuestros pecados unos a otros y orad unos por otros, para que sean sanado”.Cuando confesamos nuestros pecados, Dios nos sana. Usualmente la enfermedad viene cuando hay obstáculos entre los hijos de Dios. Esperamos que los hermanos y hermanas sean diligentes en la confesión y la compensación. Esta es la manera de mantener la pureza, si alguno ha pecado contra el hombre, debe confesar su pecado ante Dios y debe resolver el problema con el hombre. Para que cuando la conciencia este limpia, la persona pueda experimentar un progreso considerable en su búsqueda  y vida espiritual.

 

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